Franqueada la entrada, de una gran altura, se accede a un vasto departamento llamado Vestíbulo o Salón de Entrada, en el que innumerables estalactitas de prodigiosas formas y extraordinarias proporciones penden de una elevada bóveda. Altas estalagmitas se levantan del suelo, elegantes y esbeltas, semejando vagamente formas humanas, espectros misteriosos, inmóviles, rígidos, indiferentes a la mirada del hombre y con esa imponente superioridad de las maravillosas creaciones de la naturaleza.
Después se baja la larga escalera de piedra que conduce al piso del vestíbulo para tomar un sendero que lleva alSalón de las Columnas donde el conjunto adquiere el aspecto de un interior gótico sembrado de delgadas columnas, ojivas esbeltas, doseles afilagranados y mil detalles admirables. Mientras se va pasando por aquella multitud de columnas hasta penetrar en otro salón inmediato, se suceden de un modo fantástico los más sorprendentes cambios de